Si tuviéramos que hablar de tres platos españoles mundialmente conocidos serían seguramente la tortilla de patatas, la paella y cómo no, el gazpacho andaluz.
Este último se puede definir como una sopa fría, elaborada con verduras frescas y crudas de la que en la actualidad existen una gran cantidad de variedades tales como el ajoblanco, el salmorejo y un largo etcétera.
Siempre ha sido una comida de campesinos, sencilla, económica, refrescante, cuyos ingredientes se encontraban con facilidad en el campo andaluz. Algunos historiadores lo sitúan en la época árabe, sin tomates ni pimientos, por supuesto. Era una sopa de aceite, vinagre, cebolla, ajo, sal, pan y algunas verduras. A partir del s.XVII se les incluyó esos dos ingredientes con lo que llegamos a la receta de hoy en día, con sus múltiples combinaciones, considerándose un plato extremadamente saludable y lleno de sabor.

Los alimentos que utilizamos son claros representantes de la dieta mediterránea, receta baja en contenido calórico, puede ser una perfecta opción si estamos cuidando nuestro peso. ¡Y a quién no le gusta un gazpacho bien fresquito en un día de mucho calor!