¿A quién no le gustan las croquetas? Nosotras la verdad es que no conocemos a nadie. Lo único malo es que “vuelan”. Qué rabia da -como cocinero- hacer croquetas -que están tan ricas- y que en cinco minutos desaparezcan. Es que parece que ni se llegan a saborear!
Son un regalo del cielo y conseguir un sabor y una textura adecuada tiene su mérito. No hay receta universal, cada cocinero tiene sus trucos. Las de toda la vida vienen con jamón serrano, pollo, carne de cocido, al gusto. Nosotras hoy os traemos unas croquetas con un punto totalmente diferente, con queso Gorgonzola y pera confitada, perfectas para un aperitivo o como tapa.

El queso Gorgonzola, originario de la ciudad italiana del mismo nombre, cerca de Milan, es un queso azul elaborado con leche de vaca sin desnatar. Puede ser mantecoso y dulce o firme, quebradizo y bastante salado, con vetas azules. La duración del proceso de envejecimiento determina la consistencia del queso, que se vuelve más firme a medida que madura. Hay dos variedades que se diferencian principalmente en su edad: el Gorgonzola Dolce menos envejecido y más cremoso y el Gorgonzola Piccante más envejecido, de sabor más fuerte y un punto “picante”. Ya veréis qué sabor le da a las croquetas.
Un aviso, si pides croquetas fuera de España no te esperes nada parecido a “nuestras” croquetas. Normalmente están hechas con patata en vez de bechamel. También están muy ricas, pero son otra cosa, te avisamos para que no te lleves un chasco, por experiencia.